31.12.02

Los mejores deseos para el año nuevo. A los conocidos, a los desconocidos y a los que necesariamente hay que conocer.
Besos.

29.12.02

Paciencia, amigo invisible, cruzar el charquito lleva su tiempo...
Grita, hazme despertar. No me dejes que siga hundiéndome en las arenas movedizas que son mis pensamientos. Déjame abrazarte con fuerzas, porque necesito algo a lo que asirme. Y no respondas que tú no eres firme, que tú no tienes buen punto de apoyo. Ah! No sabes que son mis pensamientos. Telarañas y abismos que me rodean, paredes lisas y túneles oscuros (sin la luz al final, solo negrura). Cógeme por los hombros, aunque sea torpemente, y sacúdeme. Haz que reaccione. Te estoy pidiendo esto desde un sueño. Quizás cuando despierte ya no recuerde nada.

27.12.02

Algún día tendré que dejar de llorar. Si no acabaré inundando mi habitación, mi casa y hasta mi pueblo. Saldrá la gente en televisión diciendo que hace más de 20 años que no conocían una situación como esta, que es lo que dice la gente siempre en estas situaciones... y las lágrimas harán estragos allí donde nunca llegaron, anegarán las calles y harán saltar el alcantarillado. Provocarán que se inunden los parkings subterráneos y algunos sótanos. Y arrastrarán algunos coches que estaban mal aparcados en las rieras. Las lágrimas llegarán por las rodillas de los pobres comerciantes que intentarán tapar las entradas de sus comercios con sacos de arena que nunca sé de donde los sacan.

22.12.02

Es un olor, el olor de un recuerdo, de una sensación que inunda los sentidos, que me hace segregar añoranza, tristeza, dolor por el tiempo pasado. Es el sol que vuelve a quemar mi piel, después del frío, poco riguroso, de este invierno.

Es el sonido de los propios pensamientos unido al de los pájaros que canturrean dentro y fuera de mi cabeza.

Es el deseo de andar hacia atrás para tener más camino que andar hacia delante.

Son los minutos perdidos en intentar olvidar sentimientos y perdidos al recordar con más fuerza lo que creíamos haber estado olvidando.

Son los besos que hemos dado y todos y cada uno de los que hemos recibido. Aquellos que nos hicieron enternecer y aquellos que hemos olvidado, también, por supuesto, aquellos que no podemos olvidar.

Son las personas que no están ya con nosotros, las que hemos perdido a través del tiempo y la distancia y las que hemos perdido para siempre. También son las personas que están junto a nosotros, las que están siempre y las que sólo están a veces, incluso las que no están pero llevamos dentro.

Son las sombras, simplemente las sombras; con su gris humo o su gris seco, son las sombras de lo bello, que solo nos autorizan a siluetas y las sombras del dolor que parecen entretenerse en remarcar los detalles.

Es el tiempo, que no existe. Que como cruel invención es la más conseguida por que logra esclavizar a sus creadores. Y me deja, el tiempo, mirando los relojes, oyendo los relojes, recordando las horas, los días, los segundos. Es el tiempo que sólo por ser él mismo me hace dedicarme a él, incluso mucho más tiempo del necesario.

Es la vida, es el futuro, lo que aún no ha pasado, lo que tal vez no va ha pasar nunca y lo que, necesariamente, pasará.

Es mirar hacia delante. Oler el olor plenamente consciente en cada poro de la piel, olerlo. Mirar el sol de cara, quemándonos los ojos y la risa. Es andar, incluso a veces, de espalda, y no sólo despacio sino, a veces, corriendo. Es no limitarse a oír los propios pensamientos sino también gritarlos, tal y cómo se nos ocurren, sin ser censurados por nuestro entendimiento. Es no perder más minutos buscando minutos perdidos. Es besar cada vez que dudemos entre besar y dejar que nos besen. Es tener a las personas y mostrarnos así como somos (sin tiempo, sin sombras, sin miedos, sin mesura).

Es escribir, leer, levantarse temprano, si a una le apetece, besar a quien se ama y aprovechar cada segundo (de esos que no existen) para la felicidad y los momentos felices.

18.12.02


Como siempre, revolviendo entre viejos papeles y antiguos poemas encontré unas cartas... A saber que sueños abrigaban, a saber que deseos, a saber cuánto debe haber llovido desde entonces, a saber dónde están ahora aquellas personas, a saber qué queda de sus sueños...

"Estimado Amigo Monsieur Denní,

¿Sabríais explicarme vos cómo unas palabras pueden perturbar unos pensamientos? Los pensamientos son más puros, son más libres, y me pertenecen solo a mí; mientras que las palabras, las palabras son lisas, son llanas, y son vuestras. Vos me habéis pedido que os escriba y para mí es imposible saber si voy a poder estar a la altura.

No creo poder conseguir en mi mano la fluidez que deseo para expresar fluidos pensamientos. No veo cómo voy a poder tomarlos con mis manos y menos aún cómo van a pasar a través de mi pluma hasta el papel. Mis pensamientos llegan y se van con la velocidad con que nos inunda la luz y el fulgor de un relámpago, aunque dejan una huella profunda, como el mismo trueno, retumban en mis oídos aún después de su marcha. Y cuando todo ha desaparecido, aún quedáis vos, vuestra presencia es lo que queda.

¿Pretendéis verdaderamente que os hable yo del amor? Me temo no poder complaceros, no creo poder expresarme sobre ese tema. Al parecer es con palabras dulces que ese dios se exhibe ante oídos paganos... ese dios, ¡ni tan siquiera sé si existe! Yo no sentí nunca que se me fuese a parar el corazón al ver a aquella persona tanto tiempo soñada, ni que fuese éste, mi corazón, a escapar de mi pecho latiendo fieramente al instante siguiente. No puedo explicaos si enamorarse es como tocar un pedazo de cielo; de ese cielo que es tan mío como de vos y está, a la vez, tan lejos de ambos. No sé si amar es notar que nos falta el suelo bajo vuestros pies y que eso no os importe. Yo no puedo osar hablaos de esos sentimientos de veneración profana, siempre tan cercanos a todos los límites... pero sin poder llegar a ultrapasarlos. Tal vez amar es subir al cielo para caer sin remedio al pozo más profundo del infierno. Tal vez de ello pudiese hablaos, pero nunca llegué a elevarme y, por ello, nunca caí.

Algunas noches contemplo las estrellas que me observan desde el cielo, pienso que quizás alguien más esté mirando la bóveda celeste en esos mismos instantes. Y pienso que tal vez un día yo encuentre unos ojos donde se reflejen todos los astros del firmamento en el momento de cruzar nuestras miradas. Y sé que en esos momentos no me harán falta las torpes palabras.

Muy pronto vendrá el calor sofocante de los largos días, que invitan amablemente a no hacer nada y sólo permiten dejar volar la imaginación. Habrá entonces mucho tiempo, demasiado tiempo, para pensar en cuestiones como el Amor. Habrá largas horas para pensar y largas horas para olvidar.

Se despide de vos vuestra amiga. Sabed que mis pensamientos se hayan con vos, donde quiera que vos os encontreis.

Siempre vuestra
Madeleine de Istarí"

17.12.02

Tal vez, si yo fuera Ulises deberían atar a las sirenas, o tal vez éstas no cantaran en mi presencia, o tal vez cantáramos todos juntos a la luna, al sol y a las estrellas, a la belleza del mundo y a la soledad del mundo. Tal vez me quedaría a vivir en su isla secreta, ayudándolas a interpretar el mundo, ese mundo que ni siquiera conozco, y al cual solo podría darle un sentido ficticio y figurado, totalmente inventado, como si contara una historia propia. Y tal vez, las sirenas cantarían luego mis canciones, haciendo enloquecer a los marineros, haciéndoles creer que su mundo es tal y como yo lo he imaginado y ellas lo han cantado. Tal vez las sirenas me entregarían sus tesoros de los mares profundos, aunque de nada me servirían allí, lejos de las leyes de los hombres. Tal vez las sirenas me idolatrasen como una diosa e incluso me perdonasen que no nadara con ellas largas horas bajo la luna en las gélidas aguas de la noche.

Tal vez lleve ya demasiado tiempo oyendo desde lejos esas extrañas voces, tal vez sea hora de salir a cubierta y preguntar el motivo de este cambio de rumbo y de éste repentino silencio entre la tripulación.

16.12.02

"Yo soy lo que ves no soy mas que vida
Que ha escogido mi cuerpo para descansar
Y seguirá camino alguno de estos días
Yo prefiero darme tal y como soy
Con todas mis dudas y contradicciones
Yo no quiero fabricar una mentira..."
Yo te seguiré. Alberto Plaza.

Nuevo diseño. Gracias a JoseMiguel, que me lo ha regalado!!!!
Espero que os guste tanto como me gusta a mi.

14.12.02

Te seguí por el bosque, creyendo rastrear tu olor, porque tu imagen se me escapaba, justo cuando parecía que podía verte. Tu sombra podía seguirte y yo la seguí a ella, la luna alumbraba para dejarnos entrever tu rumbo.

Te busqué en las fuentes, bajo los árboles, fuera de los caminos y por ellos. Te busqué a la luz de la luna, con sol y bajo la lluvia. Nunca pude llegar a verte.

Abandoné el bosque, porque sus susurros ya no me traían tus pasos ni sus olores tu recuerdo.

Te seguí por la playa, tus huellas en la arena mojada me animaban, seguro que ahora llegaría hasta ti. Oí a las olas reír por mi ocurrencia y a las gaviotas reír por mi insistencia. Te esperé con el mar en calma y en días de negra tormenta. Nunca pude ver más que tus huellas y tu sombra.

Abandoné el mar, porque ni siquiera la espuma de las olas decía que continuabas allí.

Ahora he recorrido los bosques, los mares y las montañas más altas, los valles más profundos, los desiertos más solitarios y los ríos que nacen en las profundas entrañas de la tierra. Todos me han dicho que no estabas allí.

Ya no sé dónde ir. Pero voy a seguir buscándote, porque sé que no huyes de mí sino que también tú me estás buscando.

11.12.02

Había gente que tenía una estrella en la frente. Esa gente no era mejor ni peor, sólo que tenían una estrella en la frente. Curiosamente, se repetían en estas personas unas características comunes que las hacían reconocerse sin haberse conocido.
Eran personas que tendían hacia los sueños de igual manera que los ríos van hacia el mar y el otoño hacia el invierno... de forma natural. Eran personas cuyos ojos veían las imágenes de sus propias fantasías mejor incluso que cualquier otra cosa. Eran personas que brillaban entre las multitudes y que podían pasar desapercibidas de igual manera.
Yo conocí a algunas de aquellas personas. (Si te estás imaginando a gente con una estrella en la frente debes saber que esa estrella era totalmente invisible, solo en noches muy oscuras, preferiblemente frías y serenas, cerca del agua o en el campo, lejos de la cuidad siempre rápida e iluminada, sólo en muy contadas ocasiones, esa estrella puede verse).
Yo conocí a algunas de aquella personas, aunque claro, no supe lo de la estrella hasta tiempo después. Yo sentía un magnetismo, una atracción ilógica... veía un brillo en sus ojos que nadie más parecía observar. Junto a cualquiera de aquellas personas yo me sentía especialmente bien.
Una noche al pasar por delante de mi espejo vi que yo tenía una estrella que brillaba como todo un universo de soles y me sentí bien.
Hoy ha pasado mucho tiempo, aún recuerdo a aquellas personas y aún hoy encuentro sonrisas perdidas que van hacia mí y recuerdos que no son sólo míos y son hermosos. En estas ocasiones me toco la frente y noto como brilla mi estrella en mi interior.

7.12.02

Hace un frío que pela... vamos que estoy más azul que Papá Pitufo. Nadie me advirtió que éste trabajo fuera tan sacrificado. Si es cierto que pensaba que podía ser duro, pero no tanto. Caramba! Todos los días, fines de semana, fiestas de guardar...
Pensaba que podía ser agobiante, sí, pero no tan sacrificado. Me vendieron la fama, a cambio. El reconocimiento familiar, incluso el reconocimiento general; sí, pero no compensa. (uff, que frío por favor...) no puedo descansar ni me acabo de encontrar yo lo suficientemente reconocido.
A veces pienso, ya llegara el verano; pero es que el verano no es mucho mejor, no. El calor, la humedad... solo pensarlo me pongo rojo, aunque en realidad es peor, me pongo púrpura!
Decididamente, creo que estoy harto. Pero...
... puede uno dejar de ser un “gallo de Portugal” especializado en anunciar los cambios climáticos??

6.12.02

Mi querido escritor. Añorado. Pero no olvidado, nunca. Te extraño en mis noches, y pienso en ti.
Recuerdo la emoción de encontrarte y las ganas de hablarte
.
Por tu culpa escribí. Escribía pero sabes que lo tenia algo olvidado, como apartado. Ahora, por tu culpa, he vuelto al vicio y a la depravación que significa la violación de la hoja en blanco.

Algún día envíe algún mensaje a un numero de teléfono que quizás nunca existió, pero jamas te escribí, porque no tenia la convicción de que llegaras a leerme. Hoy lo hago, no se porque, quizás porque quiero que conozcas un poco a mi otro yo...

"Escapé. Tuve que hacerlo. Demasiados pensamientos en mi cabeza. Demasiadas dudas. Demasiados besos a demasiadas personas.
Fui Wendy. Tú no sabes la historia de Wendy. Yo también soy Wendy. La Wendy de Nunca Jamás. La que cuida a los niños perdidos. Aquella que cose sus sombras cuando estas escapan de sus cuerpos, jugando con ellos. La Wendy que guarda botones como si fueran besos. Esos besos de niños perdidos, que solo juegan a dar besos-botones sin jamas pensar que Wendy los guarda, todos y cada uno de ellos.
Un día Wendy despertó llorando, aferrada a uno de esos botones y llorando. Salió a la calle e inmediatamente se dio cuenta de la gran desgracia. Wendy había perdido su sombra. No podía volver a despedirse de los niños. No podría coserles sus sombras si había perdido la suya propia. Y Wendy escapó. Tuvo que hacerlo.
Wendy recorrió caminos atravesó ríos, atravesó montañas y desiertos. Atravesó ríos como nunca había visto, ríos caudalosos de aguas tranquilas y ríos pobres con aguas turbulentas. En las montañas no le fue mejor. Hacía frío en las altas cumbres y pasó calores terribles cuando andaba cerca del sol. En el desierto el peor enemigo fueron los recuerdos, la falta de lluvia y los olores secos. Andó por la noche y también por el día, la arena se le metía en los ojos. Wendy caminó y caminó, un ratito huyendo, un ratito buscando. No encontró su sombra, pero tampoco dejó olvidado su botón. Un día, sin más, se sintió saturada de belleza y volvió a casa.
Wendy no tenia sombra. Wendy quizás no podría seguir cuidando a todos los niños perdidos. Pero Wendy no quería dejar pasar de largo, de nuevo, a aquel pequeño PeterPan. Volvió a casa y dejó su botón en la mano de su niño perdido. A veces no hay que huir, solo buscar dentro"

5.12.02

Conozco a alguien que jamás cerraba las puertas. Con ayuda de una importante terapia consiguió cerrar puertas, aunque a cambio empezó a no cerrar ventanas. Su hogar, un poco cansado ya de tantas corrientes de aire, un día, aprovechando un descuido... se tiró.
Nunca había pensado, antes de ésto, que realmente se pudiese tirar la casa por la ventana.

3.12.02

Había una vez una persona que se creía fuerte fuerte y, por eso, pensaba que podía ayudar a los demás. Intentaba escuchar, comprender, ponerse en el lugar de los otros; intentaba estar allí donde la necesitaran y cuando la necesitaran. Creía que no lo hacia tan mal. Tenía buenos amigos que la querían y ella se sentía querida.
Pero un día se fue a dormir sabiendo que estaba muerta, muerta por dentro. Falta de oxigeno, demasiado peso en su interior, demasiadas dudas... era tarde, estaba muerta por dentro. Ahora ya no podía ayudar a nadie, ni siquiera podía ayudarse a sí misma.
No podía hablar porque no tenía voz y no podía llorar porque ya había llorado todas las lagrimas.
Se miró al espejo con dolor y vio una cara que no expresaba absolutamente nada. Lo más triste de todo es que nadie se daría cuenta de que era tarde, de que no quedaba nada por salvar, de que por dentro todo estaba perdido y ya no había regreso.