14.12.02

Te seguí por el bosque, creyendo rastrear tu olor, porque tu imagen se me escapaba, justo cuando parecía que podía verte. Tu sombra podía seguirte y yo la seguí a ella, la luna alumbraba para dejarnos entrever tu rumbo.

Te busqué en las fuentes, bajo los árboles, fuera de los caminos y por ellos. Te busqué a la luz de la luna, con sol y bajo la lluvia. Nunca pude llegar a verte.

Abandoné el bosque, porque sus susurros ya no me traían tus pasos ni sus olores tu recuerdo.

Te seguí por la playa, tus huellas en la arena mojada me animaban, seguro que ahora llegaría hasta ti. Oí a las olas reír por mi ocurrencia y a las gaviotas reír por mi insistencia. Te esperé con el mar en calma y en días de negra tormenta. Nunca pude ver más que tus huellas y tu sombra.

Abandoné el mar, porque ni siquiera la espuma de las olas decía que continuabas allí.

Ahora he recorrido los bosques, los mares y las montañas más altas, los valles más profundos, los desiertos más solitarios y los ríos que nacen en las profundas entrañas de la tierra. Todos me han dicho que no estabas allí.

Ya no sé dónde ir. Pero voy a seguir buscándote, porque sé que no huyes de mí sino que también tú me estás buscando.

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