9.3.04

Seré feliz sólo si tu sonries...

Contaban viejas historias de viejos amores, hechas casi leyendas por el pasar lento de los días. Contaban viejos lamentos, tardes oscuras que se unían a noches aún más oscuras a través de lágrimas y respiraciones entrecortadas. Los viejos siempre decían recordar que conocieron alguna vez a alguien que conoció la historia de primera mano (un amigo del sobrino de la hermana de un vecino, el tío de la niña que paseaba de la mano con el hijo del tendero, la madrina de la hijita de la sobrina que no tenía mamá...) Pero nadie sabia nada a ciencia cierta. Sólo seguía circulando el rumor, paseando entre las gentes ociosas, murmurando aún por los rincones... aunque nadie recordara, siquiera, sus nombres.

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