10.5.05

Tenerife-Barcelona

Desde el cielo, por la noche, los pueblos iluminados forman extrañas figuras que me recuerdan a otras cosas. Una estrella de mar, la inicial de tu nombre, un pez, una flor que se cierra... Y el cielo que se ha ido oscureciendo casi sin darse cuenta, poco a poco; pasando por tonos rosas y por rojos violentos hasta quedarse dormido con los ojos cerrados, negro.
Desde el cielo, por la noche, todo parece mucho más pequeño y menos importante. Como volver a casa. Como apretar tu mano. Como sonreír mientras duermes. Y qué cerca está el cielo, como cuando éramos pequeñas y nos columpiábamos alto alto, y parecía que lo íbamos a tocar.
Al final gana la batalla el sueño y soñando se mezclan las luces de los días felices con la calma de la noche, las risas de cuando pequeña con las miradas cómplices de ahora. Pasan las horas, lentamente, y se dejan de ver los pueblos iluminados desde arriba.
Otra vez en casa.

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