El resto es lo de menos, lo demás no importa...

Conseguiría un cazamariposas para su misión secreta, aquella noche. Conseguiría agazaparse en la oscuridad y ser paciente, por una vez en su vida. Y entonces... confiando en la suerte un poco más que en su dominio de la técnica... alzaría el brazo derecho por encima de su cabeza, intentando atraparla. Sólo tendría esa oportunidad. Habría que controlar el nerviosismo y la emoción, a partes iguales, para conseguirlo...
Lo peor sería fallar el primer intento, el único intento, por una cuestión de debilidad. En cualquier caso, fallar era posible; una posibilidad como otra cualquiera, pero no quería que fuera por precipitarse demasiado... tenia una misión.
Se acercaba el día y quería regalarle una estrella...