22.1.03

Y sucedió que el tiempo empezaba a discurrir. No constituía ninguna sorpresa, hacía siglos que venía haciéndolo.

Cada día era castigado con la muerte por haber asesinado al anterior. Cada noche recibía el castigo del alba porque había osado sacrificar a la tarde.

Y solo el tiempo quedaba sin castigo pese a ser el asesino de todas las cosas.



No hay comentarios: