19.2.03

Algunas veces se sentía como Penélope. Sentía que se pasaba media vida tejiendo su alrededor y la otra media deshaciendo lo que había tejido.
Algunas noches se sentía la elegida de las musas que le narraban bellas palabras (y hacían brillar la estrella de su frente) y otras noches como el ser más perdido en el infierno que ni siquiera hallaba las palabras para compadecerse.
Por eso algunos días era feliz, como los seres que de nada se preocupan (o como los niños) y otros días lloraba lágrimas frías sin saber siquiera porqué lo hacía.
Pero no era tan concreto; habían días felices de lágrimas frías y eso eran días bonitos y habían días de lágrimas frías y besos dulces y también esos días eran bonitos.
Ultimamente solo habían días buenos y felices, por eso cada noche mientras las musas iban y venían sólo tejía su alrededor sin destruirlo, tenía miedo y durante unos instantes algo frío se acercaba a ella como una sombra y la hacía respirar muy hondo.

No hay comentarios: