24.3.03

A veces, cuando me miras a los ojos, pienso tan fuertemente en cuánto te quiero que tengo miedo a que me escuches.
Cierro los ojos para poder explicar mejor lo que siento. Pero solo veo sombras negras. Aprieto fuertemente los ojos, pero solo aparecen manchas blancas, inundando la oscuridad, pequeñas chispitas en medio de la negrura.
Procuro ver con mis pensamientos en vez de con mis ojos, pero, de nuevo, esas sombras negras.
Entonces, como ultimo recurso, intento ver con mi corazón. Y aparecen, de pronto, todas aquellas cosas que ya creía perdidas, casi olvidadas. Aquellas gentes de antes, de lejos. Los viejos amigos. Las viejas cartas. Los sueños perdidos. Los besos no dados.
De pronto me abruman tantas imágenes y tantos sentimientos. Me duele el corazón. Trato de volver a mirar las cosas de un modo normal.
Abro mis ojos, adaptándolos a la luz como el que sale de una cueva. Entonces veo. Y, lo primero que veo, es a ti.

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