22.5.03

Me apetece hoy caminar mirándome los pies. Fijándome en cada momento en lo que piso. Observando si es un suelo sólido y firme o, por el contrario, ando por terrenos resbaladizos o inseguros. Me apetece asegurarme cada paso de que no voy a caer, ni siquiera a resbalar. Quiero quedarme controlando cómo marca cada una de esas pisadas, cerciorándome de si dejo o no dejo huella detrás de mí. Medir mis pasos, precisar la velocidad justa, estudiar la dirección más apropiada… Caminar y caminar con todo detalle hasta haber aprendido ha hacerlo de forma totalmente perfecta.
Sólo miro el suelo. Choco contigo, de pronto. Qué suerte la mía!! Sólo tú sabes explicarme cómo dejo de ver el paisaje, cómo me olvido de oler los colores, cómo paso a través del camino, sin vivirlo, sin oírlo, sin permitirme tocar cada una de las flores que crecen en los márgenes. Sólo tú me haces levantar la mirada, olvidarme de mis pies, dar la vuelta y volver a andar todo el camino, disfrutando tan solo de pasar por allí.

No hay comentarios: