23.8.03

Antes de dormir

Había pegado en el techo de su habitación un montón de estrellitas, fluorescentes, que brillaban en la oscuridad. Le gustaba cerrar la puerta, que la comunicaba con el mundo, y abrir la ventana, que dejaba entrar el aire de la noche; luego, en total oscuridad, se tumbaba boca arriba sobre la cama, se quedaba observando su techo rutilante, su universo particular, yo todas y cada una de las noches se dormía mientras esperaba que una estrella fugaz apareciese para poder así pedirle un deseo.
Una noche le pareció ver una, cerró los ojos con fuerza y deseó con más fuerza aún. A la mañana siguiente no supo distinguir si aquello había sucedido o simplemente lo había soñado.

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