Me cuentas al oído cómo te duele el alma. Cómo sientes que has perdido ese trocito de ti mismo, que estaba en ella. Cómo extrañas sus besos y sus abrazos. Me cuentas despacito cómo una palabra suya hace que corras a su lado cuando ahora mismo nada puede hacerte mover. Dices que te ha hecho tanto daño que nunca vas a poder amar a otra persona, que tienes miedo, que te ha partido el corazón. Dices que ves su cara en todas las caras a las que miras. Y que su olor te persigue en todas las mujeres con las que te cruzas por la calle. A veces es su voz la que canturrea en tu cabeza tus canciones preferidas. Lloras porque te duele el abandono.
Me sonríes al acabar la tarde. Me abrazas y me das las gracias por estar ahí, por escucharte. Das media vuelta y te vas.
Acabo mi infusión. Me levanto. Me meto en el coche. Y me pongo a llorar.
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