23.9.03

El insomnio no es solo el no poder dormir...

Un día pensó que no era bueno querer tanto. Que tanto amor la dejaba débil. Que perdía fuerzas para su vida de diario. Compró un globo verde y lo llenó de cariño, de deseos, de sueños, de risas, de todo el amor en definitiva que rebosaba de todos sus abrazos. Salio al balcón de su casa y soltó el globo. Inexplicablemente, éste, se quedó a su lado y la seguía por la casa como un perrito faldero. Sólo tardó un par de minutos en pincharlo y dejar que todo volviera al lugar que le correspondía. Aquella noche cerró los ojos y no los volvió a abrir hasta la mañana siguiente, tranquila, satisfecha y descansada.

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