27.10.03
Del tiempo, que no existe...
Estuve sentada delante del papel más de dos horas. Bueno, serian horas o minutos, o tal vez fueron meses o años... en aquella época no andaba yo muy pendiente del tiempo. El caso es que permanecí un largo período delante de aquella hoja en blanco, que no era más que la representación de todas y cada una de las hojas en blanco que habían habido en mi vida y en todas las vidas; largo tiempo, para acabar levantándome, volviendo la vista hacia otro lado e intentando ahogar mi frustración en una ventana abierta sobre el mar y con el viento frío y húmedo en la cara. Al fin y al cabo, todo el tiempo que pasé esperando a las musas y sin poder disfrutar de las palabras que caían de aquel árbol de las palabras , fue un tiempo perdido, triste, vacío... como el tiempo que perdemos intentando vencer el sueño o frotándonos los ojos para poder ver las cosas como creemos que son o que tenemos que verlas.
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