Entro allí donde tú estuviste un día... e intento apartar tus recuerdos con mi mano, de delante de mi cara, como quien intenta apartar viejas telarañas. Puedo acabar con todas las telarañas de aquel viejo lugar, pero por mucho que intente apartar los recuerdos, se quedan allí, agazapados, escondidos, para aparecer cualquier otro día, en cualquier otro sitio, cuando no los espere y cogerme por sorpresa.
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