22.12.03

Sin llaves, a las puertas del instante estoy

La calle se mojaba tras sus pasos como si una nube de tormenta la persiguiera, pero no osara tocarla. Como si las gotas frías de la lluvia a deshora no se atrevieran a mojar su cabello. Caminaba con desgana más pendiente de arrastrar sus pies que de dónde iba a situar el siguiente paso.
Los edificios crecían alrededor, encendiendo sus luces sin ritmos ni orden ni concierto. Altos y encorvados, unos hacia los otros, cerrándose en el cielo, como las ramas entrelazadas de los árboles en la selva.
Su pelo, tan negro que azuleaba, se movía al compás de sus movimientos, intentando meterse en su boca...
La noche, la temperatura y la soledad eran tan negras que aceleró sus pasos pensando que así no la seguirían hasta ninguna parte, hasta dentro, hasta si misma... sabiendo que ni de ese modo podría conseguir escapar nunca.

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