2.1.04

Olor de algo que no existe...

Perdíamos el tiempo tocándonos el pelo. Acariciándonos la cara. Rozando apenas nuestros labios. Escapando en los ojos entrecerrados que mirábamos hasta volcarnos dentro. Perdíamos el tiempo, o mejor, la noción del tiempo.
Te dormías en mis brazos y te aferrabas a mí como si fuera a desaparecer mientras dormías, aún no sabias que no podía escapar, que ya no tenía fuerzas para hacerlo.
Luego por la mañana te estirabas como deshaciéndote del sueño, como si pudieses olvidar durante un par de segundos todo lo que pesaba dentro de tu cabeza.
Perdíamos el tiempo tocándonos el pelo. Acariciándonos la cara. Rozando apenas nuestros labios. Y a la noche siguiente intentábamos recuperarlo, durmiendo en camas separadas, con algunos kilómetros de por medio y echándonos tanto de menos que otra vez dolía.

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