Se ha caído la hoja del calendario que nos recordaba todas las cosas que habían pasado en nosotros últimamente. Y es curioso que esa última hoja haya aguantado todo el otoño... ya pensábamos que era hoja perenne.
Ha aparecido un nuevo año pequeñito, encorvado del peso de los sueños que lleva a sus espaldas.
Y lo hemos visto nacer, entre las nubes que salen de las burbujas de las copas y los reflejos rojos de tu ropa interior.
Ahora cierro los ojos fuertemente y veo tu imagen, caleidoscópica, mirándome a los ojos y deseándome
(un feliz año nuevo).
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