Nada se parece a cuando el sol se pone en Estambul. En ningún sitio el atardecer es tan dorado ni suena con esa música propia, que solo se parece a la del primer amanecer de Turquía. En ningún sitio la línea del horizonte es tan mágica ni hay tantos suspiros posados en ella. A ninguna ciudad llegan tantos sueños, cuando todos duermen. A ningún lugar es tan divino volver. Una y otra vez.
6 comentarios:
Anda, cuánto tiempo te habías pasado sin escribir...
veo que te ha gustado mucho :) lo has descrito muy bien. Hola migae :D Besos
Sólo vivir esas emociones puede compararse a tu manera de expresarlas. Precioso niña. Besos
qué envidia que me das, ya lo sabes!!! quiero ir a estambul!!!
mua
¡Que tu sobrino se merece un post! ¿Estás esperando a que pueda leerlo? Besos
Pasate por uruguay, que seguro te va a sorprender.
Un beso
Publicar un comentario