13.11.03

Cerraré los ojos hasta que me meta en la cama, para que tu cara sea lo último que vea antes de dormirme.

Oyó como caía la última hoja que había resistido casi todo el otoño. Aquella hoja solitaria, del árbol solitario que vivía justo en frente de su ventana, que miraba cada día al levantarse, curiosa por saber si habría aguantado otra noche. Aquella hoja a la que había atribuido el sentido de un símbolo, el significado de una resistencia. Oyó como la hoja se desprendía suave, sin estridencias, sin el más leve crujido, oyó cómo caía, como medio flotando, y cómo llegaba al suelo en medio de una balanceo leve y armónico. Luego oyó cómo la vida seguía igual que siempre, tal y como siempre, del mismo modo...

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