Unas excavadoras gigantes, amarillas y sucias están haciendo agujeros grandes donde antes se sentaba la gente a tomar el sol, delante de la E. Nos hemos puesto muy tristes porque era bonito ver cada tarde a todas aquellas personas allí sentadas.
En este tiempo, casi un año ya, he visto la E al sol, la E nevada, la E en la oscuridad y ahora ya no está. (Tampoco están la M, ni la C, ni la S...).
Esas letras me señalaban que ya estaba a punto de llegar a casa... Ahora estaré, de nuevo, un poquito perdida.
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