12.2.06

Los melocotones (1ª parte)

Se levantó de la camita y dio la vuelta a los melocotones que dormían sobre la mesita de noche, para que éstos también se fueran despertando.
Se peinó, con el pelo muy estirado hacia atrás para ayudarse a que se quedaran los ojos abiertos. Y tiró especialmente en las sienes para perpetuar una sonrisa. Preparó un café y se dio una ducha. Luego se dio la oportunidad de volver a la cama, de rendirse de nuevo en los brazos del sueño, pero no aceptó.
Los melocotones ya cantaban, sobre la mesita, la canción de los buenos días.
Se puso el traje serio y salió de casa. Se dirigió al trabajo, pero no fue. Alguien había vuelto a cambiar los caminos. Esta semana era el segundo día que ocurría.
Sin saber cómo se encontró en la playa. Sacó su bañador de una bolsa que se había llevado consigo sin querer y se sumergió en la sal y en la espuma.
Estuvo un buen rato divirtiéndose con las olas y dejándose tostar por el sol. Luego decidió que era hora de volver a casa.
Volvió en un abrir y cerrar de ojos, porque no hubo manera de encontrar el coche. Nada más llegar, justo antes de abrir la puerta, pudo oír que los melocotones canturreaban dentro de la casa. (...)

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