Sigue oliendo igual, alrededor de las 6 de la mañana... huele como cuando nos quitábamos el sueño de los ojos, para llegar al coche, cargado hasta los topes, rumbo a las vacaciones. Huele como tantas mañanas en que, recién acostada, tocaba levantarse sin haber tenido tiempo a terminar los sueños.
Huele igual, exactamente igual.
Y al olerlo, me siento pequeña y me siento camarera y me siento soñadora y me siento un poco más inocente y me siento más vieja, porque aunque huele igual... ya no soy la misma.
1 comentario:
hola que cosas tan raras la que escribes...
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